miércoles, 28 de agosto de 2013

Crónicas del CEFPIST, Misión 2: Desde la URSS con pavor; Acto 4

Barcelona, 12:27 h
“Y esto, hermanos, es lo que nos acerca más a Dios…”
*Pi-pi-pi-pi**pi-pi-pi-pi*
[Murmullo desaprobador]
El apuesto joven, solitario en su banco, apagó su buscapersonas. Su rostro serio no indicaba que le importara mucho que se hubiera interrumpido el sermón. El capellán se mostró un poco molesto, pero siguió a lo suyo. El chico era un buen feligrés desde que llegó a la ciudad.

Barcelona, 12:43 h
“…Porque con la llegada de los JJ.OO., nuestra ciudad debe dar ejemplo de piedad, caridad tolerancia entre pueblos…”

*Blip-bli-blip-bi-bi-bi-blip**Blip-bli-blip-bi-bi-bi-blip*
[Murmullo desaprobador, algún “Shhhhhht”, algún “ostia ya” entrecortado y esperando que nadie lo hubiera oído].
Esta vez el joven puso una cara un poco más de circunstancias cuando apagó su celular. Sabía que no debía llevarlo a misa, pero faltaba poco, y B podía esperar. El capellán lo miró mal. El joven se encogió de hombros.
Barcelona, 13:01 h
“El cuerpo de Cristo. Amén”“Amén”*Bzzzzzzzz**Bzzzzzzzzzz*
[“Bueno, ¿ya basta no?”, “falta de modales”, “arderás en el infierno, hijo de Satanás”, “aquest jovent puja tan maleducat, oi, Senyora Munda?”
El muchacho se levantó, se tapó su reloj de pulsera con la mano derecha, se acercó al capellán y le dijo, con un fuerte acento de Europa del Este “Mosén Duran, deme la ostia. A veces el deber de un hombre se debe anteponer a los designios del Señor” Mosén Duran era el confesor del joven Sarunas Zelgadis, agente 3D del CEFPIST. B había permitido que los agentes religiosos pudieran confesar sus pecados y Saras, o Zel, como le conocían sus compañeros, no era menos… Claro que Zelgadis no consideraba que matar a malvados y follar a mansalva fuera pecado, por lo que se callaba estos detalles, pero Mosén Duran sabía casi todo el resto de pecados que cometía su feligrés, y sabía que su trabajo era muy importante para salvar vidas humanas. Así que le dio la ostia, lo bendijo y él salió corriendo de la nave. Cuando algunos feligreses lo miraron bien, vieron que el sol, al dar sobre él revelaba una extraña piel azulada y llena de costras. Una mujer se desmayó, pero la mayoría de gente estaba acostumbrada a él. Sufría en sus carnes el peso de la maldad humana: el ex-baloncestista era mutante. Uno de tantos desafortunados hijos de la radioactividad.
Zel sacó la mano del reloj. Éste seguía zumbando y vibrando. Pulsó uno de los botones de ajuste y una voz al otro lado de la línea le contestó apremiante
“¿Saras? Ya era hora de que contestaras. Y sin haberlo imaginado…“Corta el rollo, Alexandra".
Voy para allá. No tengo nada más que decir… Sí… Je, eres un encanto, nos vemos en un rato”
Barcelona, 14:20 h.
Zel entró en la secretaría.
“Buenos días. Ya estoy aquí. ¿Espera B?”
“Por supuesto que sí, entra sin llamar”
“Entendido”
Zelgadis entró en el despacho de B. Iba muy arreglado. Había pasado por casa para ponerse ropa fresca y adecuada para el trabajo. Odiaba llevar corbata, y B lo sabía, por lo que parecía vestir de manera más informal que los otros agentes, pero el viejo marino estaba orgulloso de él. Era el más serio y disciplinado de la Sección Omega.
“Siéntese, 3D”
Zelgadis se sentó.
“Perdone que le haya interrumpido en un momento de recogimiento espiritual, pero nos ha llegado hace unas tres horas un informe de nuestra estación en Budapest. Tiene que ver con Vd.”
“Es extraño. No he estado nunca en Budapest”
“El hecho es que viene de allí, y el asunto es de alivio. Nuestro jefe en Hungría ha recibido esta mañana  la visita de cierta empleada del cuerpo diplomático soviético. Dígame: ¿Le suena el nombre de Amelya Selinova?”
“Para nada”
“Pues a ella tampoco le sonaba el suyo hasta hace un par de días, pero se ha enamorado a primera vista de Vd… Bueno, de su foto en los archivos del KGB”
Zelgadis alucinó. Casi se puso a reír, pero la cara de gravedad de B le convenció de que lo mejor era callar. El inglés prosiguió.
“Sé que parece cosa de risa, pero el asunto da un giro a partir de aquí. Verá: Esta chica también trabaja para el KGB, como ayudante de cierta persona que trabaja en la embajada rusa de Budapest. Dice el informe que ha declarado estar hastiada de la URSS y que quiere pasarse a Occidente con nuestra ayuda. Evidentemente no es un caso como el suyo: esto es una deserción en toda regla. Nosotros no queremos meternos en líos con el KGB, ya que desde que el presidente Gorbachov tomó el mando, nuestras relaciones están empezando a encauzarse tras años de ser enemigos… Pero…”
“… Prosiga, Señor, se lo ruego. Creo que ya me ha sorprendido suficiente por hoy”
“La Srta. Simonova tiene una… Ejem… Oferta para nosotros: Un ordenador portátil con una base de datos que contiene millones de entradas con información top-secret del KGB, entre otras cosas muchísimos datos de nuestros… Eh… Rivales acérrimos: la CIA”
“¿Aún nos toman como un servicio secreto que quiere vender planes a los marcianos? Pfff… No entienden que somos un FBI a lo grande, que aquí no nos dedicamos al espionaje como lo entienden ellos”
“Por eso necesitamos esa información. Ya sabe que a pesar de que toleran que tengamos varias estaciones allí, tienen vigilados a todos nuestros agentes estadounidenses con lupa. Macarthysmo total. Y encima, aquí aquí nuestros aliados del FBI se tienen que lavar las manos. Necesitamos algo para que nos dejen en paz a las malas. Es el único lenguaje que entienden los americanos. Un día, más pronto que tarde les va a pasar algo que cambiará su historia para siempre, ya verá”
“Bueno, no seamos agoreros, Señor. Pero, pensándolo bien…”
“¿Qué?”
“Todo esto…”
“Sí…”
“Apesta a trampa del KGB de lejos. Toda la historia que me ha contado parece – y creo que es - una solemne parida pensada para ir a por mí, específicamente”
“…”
“…”
“…”
“…”
“…Eh… Sí, 3D, lo es… Pero picar en ese cebo es…”
“… Una tentación irresistible. Como les gusta el juego a los británicos, Señor, si se me permite…”
“Permitido. Sí. Lo tomo como una apuesta. A priori será facilísimo”
“Yo no funciono con apriorismos, Señor, solo cumplo lo que me diga Nuestro Señor y Vd. ¿Cuándo debo partir?”
“Pasado mañana. Pero antes de que abandone el despacho, W desea entregarle algo”, B se dirigió al intercomunicador “¿Está W aquí, Srta. Fujinami”
“Acaba de llegar, Señor”
“Hágalo pasar”
W entró, tan jovial como siempre
“Buenos días, Señor. Hola, bandarra de misa de los domingos”
“Buenos días W”, respondieron al unísono los dos
Como si de un déjà vú narrativo se tratara, W llevaba consigo un maletín.
“Mira que regalito te traigo, 3D”
“Vaya W, me halaga Vd. Bendito sea. Es una maleta de cuero, bellísima, de fabricación inglesa, creo…”
“Nah, es un maletín como cualquier otro, solo que…”
“¿Qué?”
“Es mágico”

1 comentario:

  1. Tengo ganas de conocer a B y W. Por cierto, ¿no debería ser CEFPIFST?

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